Raquel Quijada es Coordinadora Regional Defensoría de la Niñez, Región del Biobío. Trabajadora Social de la Universidad de Concepción y magister en Trabajo Social con especialización en Competencias Socioeducativas de la UTEM, Raquel es también una entusiasta integrante de la Mesa Consultiva del proyecto “Ahora tienen que escucharnos: Ideas para convivir”.
En su historia laboral destacan los más de 15 años liderando e implementado programas regionales con énfasis intersectorial y enfoque de Derechos Humanos, además de las pasantías que realizó en la Universitat Ramón Llul, Barcelona, España; en el Sistema de Justicia Juvenil de Cataluña, España; y en el Sistema de Protección de infancia en París y Lille, Francia.
Con toda esa experiencia, que incluye diversos estudios y formación en temáticas vinculadas a vulneración de derechos de niños, niñas y adolescentes, género y políticas públicas; recalca la importancia de escuchar a los NNA y que sus opiniones influyan en las políticas públicas. En esta entrevista, profundiza además en sus expectativas de este proyecto.
¿Cómo evaluarías la participación de niños, niñas y adolescentes en la región del Biobío?
Actualmente no existen muchos espacios de participación efectiva de niños, niñas y adolescentes y cuando han existido, los NNA manifiestan gran interés en participar, pero de manera efectiva, ellos y ellas quieren ser escuchados y tienen mucho que decir.
¿Por qué escuchar lo que los niños opinan de las violencias es relevante?
Actualmente y sobre todo tras la pandemia, se habla mucho de los problemas de convivencia escolar, sin embargo, la violencia en ese espacio es un síntoma de lo que ocurre en la sociedad en general y este asunto no se aborda integralmente. Este proyecto tiene valor de incluir a los niños, niñas y adolescentes desde la etapa de construcción a través de una mesa consultiva y luego durante la escucha de las conversaciones que existan al interior de los cursos. Esto será de una riqueza infinita y después, porque esa escucha nos va a entregar información relevante que podrá ser utilizada por los colegios, las familias, los municipios y todos los espacios públicos que necesariamente tienen que considerar estas voces.
Generar procesos de participación efectiva es complejo y la misma Convención de los derechos de los niños identifica principios como que deben ser informados, voluntarios y respetuosos ¿por qué es tan difícil?
La participación de niños, niñas y adolescentes se da en el marco de una cultura que no está acostumbrada a escucharlos/as ni menos a que sus opiniones incidan en la política pública. Relevante es que este proyecto se construyó desde un comienzo con la participación de los niños y niñas, no sólo en alguna parte del proceso, tampoco, como se ha visto en otras experiencias en que se les “usa” para aparecer en las fotos. Es muy interesante el proceso de acompañamiento que se ha hecho para que participen en la mesa consultiva, es un proyecto para niños y hecho con los niños y niñas.
Como Defensoría de la Niñez nos importa resguardar que los principios que posibilitan los procesos de participación de niños, niñas y adolescentes se cumplan y en este proyecto hemos visto un trabajo sistemático y desde el inicio por lograrlo.
Para que haya participación efectiva de los niños, niñas y adolescentes ¿uno de los mayores desafíos somos los adultos?
Sí, la participación efectiva tiene altas exigencias para los adultos. Eso lo he visto en la propia mesa consultiva en la que participo, llama la atención que sean los adultos a los que más les cuesta cambiar para poder cumplir con esos principios. “¿Cómo no van a entender los niños?” Bueno, debemos cambiar todas las veces que sea necesario hasta que los niños, niñas y adolescentes efectivamente entiendan todo lo necesario para poder participar de manera libre e informada. Este proyecto es destacable por cómo ha resguardado desde el comienzo el bienestar de los niños y ha construido un camino para que el derecho a la participación se haga efectivo.
¿Por qué crees que los colegios y las familias deberían sumarse a que muchos niños participen en las jornadas?
Nuestra cultura todavía tiene sesgos y prejuicios sobre la importancia de la participación de los niños y esta instancia es una oportunidad para ir transitando hacia nuevos modelos de convivencia. Ojalá sean todos los estamentos y ámbitos de la sociedad los que contribuyan a que las jornadas de participación se concreten con éxito y que involucren a la mayor cantidad de niños, niñas y adolescentes posibles.
Las personas se quedan en las formas, en cumplir con lo que ya hace y en las parcelas de acción en que se mueve, sin embargo, escuchar a los niños es una oportunidad para encontrarnos como sociedad.
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